domingo, 9 de enero de 2011

Voyeur





“Quizás sea este momento de los más entrañables que recuerdo. Tan bien os conozco, después de tanto tiempo, que os quiero. El roce hace el cariño, dicen. Habéis vivido ante mí momentos de inocencia encantadora, de pasión, de goce memorable, de alegría y de nostalgia. También de discusión acalorada, de furia, de celos inevitables, de ansiedad, pero siempre, en lo más profundo, vuestro particular muestrario de sentimientos humanos ha tenido un factor común. El amor. Intemporal y eterno, doy fe.


No solo radica vuestro encanto en la fidelidad que siempre habéis tenido el uno para el otro, casi de otro mundo, si no también con esos lugares que escogisteis para ser cómplices de vuestras vidas, y que, insustituibles,  forman parte de vosotros, leales y constantes. Sitios como este, donde, año tras año, día tras día a veces, nos encontramos, sin que falte jamás vuestra visita.


Por eso, permitidme decir que me siento parte de vosotros, de esa hermosa pareja que formáis, tan unida que parece un solo ser, y orgulloso me integro en esta esencia, testigo mudo como he sido desde el principio, confidente y fiel amigo.

Ahora, que lucís el cabello plateado, venís a descansar y a recordar aquellos tiempos, que fueron todos y están aquí, guardados para siempre.

Con vuestros nombres tatuados en mi piel, os doy cobijo y sombra, hasta el fin, y desde siempre.”



El antiguo roble parece inclinarse sobre los ancianos, que apacibles, observan la luz de la mañana.





2 comentarios:

de Avalon dijo...

Pasas de un registro a otro con una facilidad pasmosa, te envidio.

Los árboles, los caballos, los elefantes, qué buena gente son...

(no doy abasto, esás muy currante, tío ;) )

Manuel dijo...

Delicioso trabajo, Castelo. También eso es amor.

PD. Cuanto tengas tiempo me envías el nombre de tu musa. Es muy generosa contigo.