domingo, 14 de octubre de 2012

Cosas de la vida




La barra de un bar, dos tipos, un par de copas, una charla:

-Y ahora, ¿qué piensas hacer?

- Aún no estoy seguro amigo, pero algo gordo, muy gordo. Ya te contaré.

- ¿Cómo de gordo?

- Pues algo que si sale bien me dé mucha gallina, y sino que me caiga una condena que te cagas. Estoy cansado, colega; me quiero retirar, fuera o dentro; eso ya me da igual.

-Entiendo La vida cansa, socio… la vida cansa.

-  ¿Qué si cansa? Escucha esto, verás; Hace tiempo yo era un tío normal; ya sabes, buen curro, casa, coche y esas cosa .Vivía solo, pero la soledad tiene doble filo. Es muy puñetera a veces, y te confunde. Te crees que te has enamorado cuando lo único que buscas es compañía, y así pasó. Conocí una chica maja; legal. Me sentía de puta madre con ella. Tenía un hijo, adolescente ya, pero yo estaba  muy encoñao y eso ni me importó. Me los lleve a vivir a los dos conmigo, y ahí empezó todo.

Desde el principio fue un puto caos; yo intentaba hacer una familia, pero el chico ya andaba muy torcido. Tenía mucha calle, mucha tontería y mucho mimito, hasta que un buen día me cansé y le partí la boca. Se puso a insultar a su madre a gritos y le tuve que meter un guantazo en los morros, con la mala suerte que acabó sangrando. Para que quieres más; denuncia al canto y aún encima la vieja va y testifica en mi contra; por el dichoso amor de madre y esas mierdas, supongo. Total, que maltrato a un menor y violencia domestica; tal y como están las leyes para que te voy a contar. Una multa de la hostia, un año de cárcel y alejamiento indefinido. Cumplí tres meses de trullo, y después de eso ponte a buscar trabajo; ni de coña. La jodida multa me dejó sin un pavo, y para colmo la orden de alejamiento, que me remató, pues aunque el piso estaba a mi nombre quienes vivían allí eran ellos, y pon a un menor en la calle hoy día; imposible, y menos aún sin pasta para abogados. Así empezó mi nueva vida, tío, la que llevo ahora. De palo en palo y de celda en celda, ya ves.

- Joder macho, que putada ¿Y volviste a saber de ellos?

- Si, algo oí. El capullo ese se fue metiendo en rollos cada vez más feos. Un día que andaba de mono se cargó a su vieja. Ahora estará en alguna cárcel por ahí; a saber.

- La hostia puta…cría cuervos, colega. De saber eso haberle matado tú ¿no?  Así ya tendrías una condena larga, y la tía se habría salvado. Al fin y al cabo era inocente.

- ¿…Inocente? ¡Ya! Inocente mis cojones.